Grupo: Katatonia
Álbum: Brave murder day
Año: 1996
Género: Doom/Death
Sello: Avantgarde Music
País: Suecia
Bandas como Katatonia son las que hacen que una descripción, pueda llegar a ser más complicada de lo que en un principio pudiera parecer. Esto se debe a las múltiples mutaciones estilísticas que han sufrido a lo largo de su carrera, pudiendo llevar al engaño a quien no los conozca haciéndole pensar que todos sus discos son como el que nos ocupa, cuando en realidad algunos de sus lanzamientos son diametralmente opuestos en lo que a música se refiere. De todas formas, y pese a que “Brave murder day” no es su álbum más representativo, o el que mejor resume su carrera, sí que es probablemente el mejor que han editado, al margen del género que practicaran en el momento de su grabación.
El doom/death ampliamente melódico que se aprecia en el disco es todo un referente en el estilo, marcando un antes y un después debido a la particular visión que en su momento aportaron de como debía ser un álbum de estas características. Quien conozca la obra de Katatonia sabrá que la melancolía es una máxima en todas y cada una de sus grabaciones. Y en este álbum quizá especialmente, convirtiéndolo en una elección ideal para los días de lluvia (cielo encapotado incluído) o para ésos traumáticos momentos de post-reyerta con tu pareja en los que eres más vulnerable a este tipo de sentimientos que creías haber dejado atrás junto con tu añorada adolescencia.
Musicalmente, lo primero que llama la atención es la voz death presente en casi todos los temas del disco. Voz que en su momento fue grabada nada más y nada menos que por Mikael Åkerfeldt, artífice máximo de los archiconocidos Opeth. Las partes vocales grabadas por este caballero son simplemente impresionantes, siendo perfectamente comparables con un rugido y contrastando con las de Jonas Renkse (que a partir de este disco, ha sido quien se ha ocupado de llevar las riendas del apartado vocal del grupo), que se encargó de las partes limpias con su característico registro melódico, dotado de un aura de melancolía inimitable. Por otra parte, las guitarras son también excepcionales, plagadas de armonías y de pasajes en los que en ciertos momentos la distorsión deja paso a unos pasajes limpios que añaden mayor emotividad al resultado del disco.
Recomendado para... Los entusiastas del doom/death y los fanáticos del gothic metal que deseen extender su sentimiento de infelicidad hacia nuevos terrenos.
El doom/death ampliamente melódico que se aprecia en el disco es todo un referente en el estilo, marcando un antes y un después debido a la particular visión que en su momento aportaron de como debía ser un álbum de estas características. Quien conozca la obra de Katatonia sabrá que la melancolía es una máxima en todas y cada una de sus grabaciones. Y en este álbum quizá especialmente, convirtiéndolo en una elección ideal para los días de lluvia (cielo encapotado incluído) o para ésos traumáticos momentos de post-reyerta con tu pareja en los que eres más vulnerable a este tipo de sentimientos que creías haber dejado atrás junto con tu añorada adolescencia.
Musicalmente, lo primero que llama la atención es la voz death presente en casi todos los temas del disco. Voz que en su momento fue grabada nada más y nada menos que por Mikael Åkerfeldt, artífice máximo de los archiconocidos Opeth. Las partes vocales grabadas por este caballero son simplemente impresionantes, siendo perfectamente comparables con un rugido y contrastando con las de Jonas Renkse (que a partir de este disco, ha sido quien se ha ocupado de llevar las riendas del apartado vocal del grupo), que se encargó de las partes limpias con su característico registro melódico, dotado de un aura de melancolía inimitable. Por otra parte, las guitarras son también excepcionales, plagadas de armonías y de pasajes en los que en ciertos momentos la distorsión deja paso a unos pasajes limpios que añaden mayor emotividad al resultado del disco.
Recomendado para... Los entusiastas del doom/death y los fanáticos del gothic metal que deseen extender su sentimiento de infelicidad hacia nuevos terrenos.
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